Pep Guardiola, José Mourinho, Simeone, Lluis Cortés, Luis Enrique… Muchos son los entrenadores de éxito que han obtenido grandes resultados en sus equipos con un modelo de juego muy diferente.
Veamos qué aspectos debemos tener en cuenta para establecer nuestro propio modelo de juego. A todo el mundo le gusta ganar y hay muchas formas de conseguirlo; un juego basado en la posesión, el juego directo, el contraataque… pero, ¿qué modelo de juego es el ideal para mi equipo?
EL SER HUMANO Y LA VARIABILIDAD INTERINDIVIDUAL
El ser humano y su comportamiento es variable. Cada persona es diferente y responde de forma distinta a los estímulos en su día a día. Esto se denomina variabilidad interindividual, y se define como la diversidad que presentan los individuos de una misma población en una determinada situación en un momento dado, con soluciones nuevas y variadas (Maneiro, Blanco-Villaseñor & Amatria, 2020).
Esto conlleva adaptarse a los problemas, basado en respuestas creativas, y con lo que se reducirá en medida de lo posible la incertidumbre, favoreciendo estas adaptaciones al entorno donde se encuentra el individuo, creando una especialización funcional (Maneiro, Blanco-Villaseñor & Amatria, 2020).
Aplicando esto al deporte, y de forma más concreta al fútbol, cada acción, cada partido, cada pase es algo único e irrepetible. Es por esto que, ante situaciones cambiantes e impredecibles deben aparecer soluciones que se hayan trabajado como adaptaciones ante diversas variaciones del entorno (Maneiro, Blanco-Villaseñor & Amatria, 2020).
Surge la necesidad de crear un modelo de juego, un estilo definido con diferentes factores a tener en cuenta.
Uno de ellos es la variabilidad en la gestión del espacio estratégico. Esto dependerá de las estrategias de entrenamiento, la planificación táctica, las debilidades del rival o los potenciales espacios útiles (Maneiro, Blanco-Villaseñor & Amatria, 2020).
¿Cómo podemos saber este espacio estratégico que beneficiará a mi equipo?
En el fútbol moderno, cada vez más se emplea el análisis visual y las estadísticas para ayudar al rendimiento. Sin embargo, como todos sabemos, el fútbol es un juego muy complejo, donde no se obtiene A haciendo B, sino que hay multitud de caminos para obtener un fin (Sheng, Li, Zhang, Mao & Chen, 2020).
CADA INDIVIDUO OBSERVA E INTERACTÚA CON EL ENTORNO DE FORMA DIFERENTE.
Un ejemplo práctico para que entendamos de lo que estamos hablando, es la selección española (Maneiro, Blanco-Villaseñor & Amatria, 2020). Realiza una gestión estratégica del espacio cuando tienen posesión de balón a diferentes niveles: Varía las zonas de inicio de las zonas de acciones ofensivas con balón vs las zonas de finalización, presentando variedad según sus rivales.
En general y según este estudio, al atacar, el espacio estratégico debe ser amplio, provocando la aparición de espacios, y al defender, los comportamientos deben ser antagónicos, siendo el espacio el menor posible, congestionando las áreas útiles del rival. Esto no significa perder una estabilidad estructural, sino, como comentábamos al principio, una adaptabilidad al entorno (Maneiro, Blanco-Villaseñor & Amatria, 2020).
Esta gestión del espacio permitirá implantar nuevas tácticas de juego, usándolo como herramienta para lograr los objetivos en el diseño del modelo de juego
POR TANTO, LA INCLUSIÓN DE LA VARIABILIDAD ESPACIAL EN EL ENTRENAMIENTO PUEDE SER UNA ALTERNATIVA PARA LOGRAR EL ÉXITO.
Como comentábamos con anterioridad, ha habido recientemente un aumento de la calidad y la cantidad de datos recopilados. Esto da oportunidad para mejorar el rendimiento. Los datos suelen usarse para monitorear la carga del jugador y el rendimiento físico, pero además, mediante el seguimiento de los datos, podemos obtener información sobre el cómo y porqué del desempeño táctico durante un partido. Un elemento clave es el pase. Cada equipo tiene alrededor de 500 interacciones de pase, sin embargo, solemos juzgar la calidad o eficacia de un pase. Además de eso, nos dicen que tan bien interrumpe un pase en la defensa contraria. Así, vemos qué pases, y qué jugadores son más efectivos para nuestro modelo de juego (Goes, Kempe, Meerhoff & Lemmink, 2019).
De manera aplicada al día a día, además de esta recopilación de información que ayude a nuestro modelo, las distintas formaciones y sus respectivos indicadores clave de rendimiento táctico (el espacio de juego efectivo, la relación de longitud por ancho de jugador, la separación del equipo, la ganancia de control de espacio y la eficiencia de paso de presión) no presentan diferencias significativas en estos indicadores (Memmert, Raabe, Schwab & Rein, 2019). Por tanto, es importante analizar los datos posicionales de los que venimos hablando como enfoque útil para nuestro modelo de juego.
Los equipos con estilos ofensivos elaborados, y los equipos con mentalidad defensiva, obtuvieron mejores resultados (Castellano & Pic, 2019). Además, la mayoría de los equipos mostraron variabilidad en su estilo de juego. Los equipos deben por tanto tener un repertorio de modelo de juego variado, preparado para lidiar con diferentes situaciones.
Los perfiles de los jugadores, deben estar conectados con el modelo deseado al crear el equipo, y los clubes deben desarrollar una gama variada de modelo de juego en sus academias (Castellano & Pic, 2019).
En conclusión, nuestro equipo debería tener un modelo de juego donde los jugadores conecten con dicho modelo, y que disponga de una variedad de juego para adaptarse al entorno que le rodea, que disponga de soluciones para situaciones cambiantes e impredecibles, y que tenga muy en cuenta la gestión del espacio estratégico, sobre el sistema de juego elegido.
Bibliografía
Castellano J. & Pic M. (2019). Identification and Preference of Game Styles in LaLiga Associated with Match Outcomes. Int J Environ Res Public Health. 13;16(24):5090. Doi: 10.3390/ijerph16245090.
Goes FR., Kempe M., Meerhoff LA. & Lemmink KAPM. (2019). Not Every Pass Can Be an Assist: A Data-Driven Model to Measure Pass Effectiveness in Professional Soccer Matches. Big Data. 7(1):57-70. Doi: 10.1089/big.2018.0067.
Maneiro R., Blanco-Villaseñor Á. & Amatria M. (2020). Analysis of the Variability of the Game Space in High Performance Football: Implementation of the Generalizability Theory. Front Psychol. 11:534. Doi: 10.3389/fpsyg.2020.00534.
Memmert D., Raabe D., Schwab S. & Rein R. (2019). A tactical comparison of the 4-2-3-1 and 3-5-2 formation in soccer: A theory-oriented, experimental approach based on positional data in an 11 vs. 11 game set-up. PLoS One. 30;14(1). Doi: 10.1371/journal.pone.0210191.
Sheng B., Li P., Zhang Y., Mao L. & Chen CLP. (2020). GreenSea: Visual Soccer Analysis Using Broad Learning System. IEEE Trans Cybern. 21. Doi: 10.1109/TCYB.2020.2988792.