La velocidad en el fútbol, ¿es mejor quién mas corre?

En este artículo se pretende dar una perspectiva diferente al trabajo de la velocidad en el fútbol y a como entenderla desde un punto de vista de rendimiento individual y colectivo

Durante muchos años la preparación física en el fútbol ha sido vista desde el prisma del atletismo, la velocidad en el fútbol, en este caso se definía como la capacidad condicional de realizar acciones en el menor tiempo posible. Con el paso del tiempo, se han ido introduciendo diferentes conceptos como el de eficacia, pasando a ser definida como la capacidad de realizar acciones en el menor tiempo posible y con la máxima eficacia. Esta definición de velocidad en el fútbol ya empieza a ser más específica del futbol, ya que lo que realmente determina el éxito de una acción en nuestro deporte no es realizarlo a máxima velocidad, si no una correcta adecuación espacio-temporal de la acción motriz.

Por otro lado, Lago (2002) nos propone sustituir el concepto de velocidad máxima, por el de velocidad óptima. Su razonamiento se basa en que el jugador y el equipo tenderán a adaptar su comportamiento para lograr la mayor eficiencia. Por eso, no explotará su velocidad máxima, si no que buscará una velocidad óptima para cada contexto competitivo.

En el fútbol, el tiempo de duración de las acciones oscila entre los 1 y los 3 segundos (Lago, 2002), tiempo insuficiente para alcanzar la máxima velocidad, por lo que tendrá poca incidencia la velocidad máxima de desplazamiento en acciones cortas. En esta línea Di Salvo (2008), nos dice que las acciones a máxima velocidad de desplazamiento son inferiores al 2% del total de las acciones de juego a lo largo de un partido. Un dato sorprendente es que los mejores jugadores del mundo, y considerados con la velocidad en el fútbol mayor, Leo Messi y Cristianos Ronaldo, en el Mundial FIFA 2010, tienen más de 80 y 40 jugadores respectivamente por delante en la clasificación de máximas velocidades de desplazamiento alcanzadas durante el juego. Analizando lo anteriormente expuesto, no podemos entender la velocidad y su entrenamiento como la capacidad de máxima velocidad de desplazamiento, debemos empezar a entenderla como la capacidad de percibir y explotar las posibilidades que ofrece el juego, mediante la actuación eficaz y eficiente bajo la presión temporal o la generación de esta en el equipo rival.

Además, la velocidad puede plantearse como una propiedad colectiva de los jugadores, ya que, debido a sus posibilidades de interacción, comportamientos individuales simple pueden derivar en patrones colectivos de movimiento altamente creativos y eficaces que consigan romper el equilibrio de la defensa y el ataque rival. Por lo tanto, una acción eficaz desde el punto de vista individual no será eficaz sin no se presenta de forma coordinada con el resto de los miembros del equipo propio y rival.

En un nivel más práctico, si queremos que nuestros jugadores sean más veloces siguiendo los términos descritos anteriormente, debemos trabajar la toma de decisión, debemos plantear situaciones de entrenamiento en el que el jugador tenga que estar adaptándose constantemente al contexto. De esta forma buscamos que el jugador sea capaz de crear un alto número de respuestas frente a un estímulo y que el sea capaz de decidir cual es la mas eficiente. Como entrenadores no nos interesa tener jugadores rígidos, sin ideas, si no que queremos conseguir un comportamiento por parte del equipo adaptativo y flexible al contexto en el que se presenta.

velocidad en el fútbol como trabajarla

Las tareas que proponemos durante las sesiones, deben ser tareas que enseñen al jugador a percibir las informaciones más importantes que se producen en su interacción con el juego, participando de este modo activamente en el proceso de creación- percepción de información, todo lo contrario, al error que cometemos muchas veces de querer que el jugador realice únicamente lo que nosotros le hemos requerido. Un ejemplo puede ser una simple acción de centro remate. El jugador que centra debe adaptar y alcanzar la velocidad óptima en función de la trayectoria y velocidad del balón, por otro lado, el atacante adapta sus movimientos en función de la orientación, velocidad y comportamiento del defensor. El defensor, adapta sus movimientos en función al desmarque, distancia con la portería, etc. Por último, el jugador que centra debe percibir e interpretar de la forma más eficiente posible a que zona centra en función de la posición del atacante, su desmarque, su distancia con el defensor, su orientación, o si se incorpora otro jugador de segunda línea para rematar desde la frontal siendo este un jugador sin oposición por lo que se encuentra en una situación de ventaja.

A la hora de plantear las tareas de entrenamiento para la velocidad en el fútbol, debemos tener en cuenta una serie de condicionantes que influyen en el ciclo de percepción-acción del jugador:

Condicionantes del deportista:

Hacen referencia a los condicionantes intrínsecos del propio jugador, sus medidas antropométricas, sus motivaciones, emociones, capacidad condicional…Es importante que el jugador sea consciente de sus carencias y sus puntos fuertes para lograr generar la respuesta más eficiente al contexto que se le presenta en un momento determinado.

Condicionantes del entorno:

Hacen referencia a como interactúa el deportista con el espacio que lo rodea, como son el terreno de juego, la luz, la temperatura, el público, los movimientos de los compañeros y rivales, etc. Si conseguimos que nuestro jugador sea capaz de saber percibir los estímulos realmente importantes y que influyen en el juego, este será capaz de adaptarse a cualquier situación. Para algunos jugadores, situaciones de gran presión en algunos casos hacen que aumente su rendimiento, pero en otros afectan de manera negativa. Por ejemplo, si el siguiente partido es fuera de casa, en dónde el rival aprieta, una buena estrategia podría ser plantear tareas en dónde el jugador parta de una situación de estrés previa, un resultado en contra desde el inicio.

Condicionantes propios de la tarea:

Son los condicionantes propios del entorno en dónde se manifiesta el deportista. El principal condicionante que nos encontramos en el fútbol es no poder tocar la pelota con las manos. Por lo tanto, debemos plantear tareas en situaciones similares a las que se dan en competición, creando situaciones facilitadoras para que los jugadores aprendan hacia dónde focalizar su atención, afinen su acoplamiento entre percepción acción, permitiendo de esta forma, ser cada vez más selectivos con la información a utilizar en función del espacio de fase en el que se encuentren. Por ejemplo, si basamos gran parte de nuestro entrenamiento en tareas de posesiones para que nuestros jugadores encuentren al hombre libre, pero sin una orientación específica, corremos el riesgo de nuestros jugadores en el partido tenga dificultades a la hora de percibir una situación clara de finalización.

Para finalizar, debemos darnos cuenta de que, los mejores deportistas no son los más rápidos, más altos o fuertes, sino que son los que saben que pueden hacer y qué no en cada situación. En el fútbol, más importante que conseguir a los jugadores más veloces, debemos centrarnos en conseguir a los jugadores que sepan cuando serlo, que sepan utilizar la velocidad en el fútbol adecuada en su interacción con el juego.

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Bibliografía:

Balagué Serre, N., & Torrentes Martín, C. (2016). COMPLEJIDAD Y DEPORTE. Barcelona: INDE.

Lago, C. (2002). La preparación física en fútbol. Biblioteca Nueva.
Pol, R. (2011). La Preparación ¿Física? en el fútbol. Vigo: MCSports.
Serra, A. P. (2020). ESPACIOS DE FASE. Como Serul.lo cambió la táctica para siempre.

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